Una de las características que mejor define el urbanismo barroco que se respira en Compostela, es sin duda el singular trazado de sus calles. Las principales atraviesan el casco histórico en dirección norte-sur, hacia la Catedral.
Sus soportales, su suelo empedrado, sus perspectivas, pazos y plazas, hacen de estas arterias del casco histórico de Compostela un lugar idóneo para el paseo, la conversación amigable o el simple disfrute de sus arquitecturas.
Partiendo de la plaza del Obradoiro, se camina hacia el colegio de San Xerome. Una vez aquí, se entra en la calle del Franco, nombre que según parece deriva de la presencia de numerosos comerciantes franceses que se instalaron en esta zona en la Edad Media. A la derecha, contiguo al colegio, se ve la sede del Instituto Padre Sarmiento de Estudios Gallegos, que alberga en sus dependencias una de las bibliotecas más importantes de Galicia.
Al lado de la entrada principal aparece una ventana con una peculiar reja en forma de árbol de la ciencia con el nombre de varias carreras universitarias. Según la tradición, hay que ponerse de espaldas a este árbol, estirar un brazo hacia la reja y tocar una de sus ramas. La que se haya elegido es la carrera que uno tiene que estudiar.
La torre del edificio se levantó con la intención de colocar en su parte superior un reloj. Esta obra inacabada de Mateo López hace de unión entre el colegio de San Xerome y el de Fonseca, que se encuentra más adelante, frente a una acogedora plaza, la de Fonseca, en cuyo centro hay una pequeña fuente con cuatro caños y cuatro figuras de ángeles. El nombre de la plaza deriva del edificio del colegio de Fonseca o de Santiago Alfeo, fundado por Alfonso III de Fonseca para sede de la Universidad compostelana.

Esta construcción de trazas renacentistas y platerescas, fue levantanda por Alonso de Gotín y Jácome García, según los planos de Juan Álava y Alonso de Covarrubias, entre los años 1532 y 1544. Sobre la portada principal están las armas de su fundador, un escudo con cinco estrellas de cinco puntas.
Las dos figuras que decoran la parte inferior de la fachada se corresponden con Santiago Alfeo y la Virgen de los Placeres. A ambos lados del escudo se encuentran San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo, los cuatro doctores máximos de la iglesia latina. Sobre ellos, de izquierda a derecha, San Pedro, Santa Catalina, San Ildefonso y San Pablo.

Traspasando la puerta está el salón artesonado de tipo mudéjar, que fue sede del primer parlamento democrático de la comunidad gallega, ahora convertido en sala de exposiciones temporales organizadas por la Universidad. Frente a este salón, está la capilla del colegio con su tribuna y cubierta por una bóveda de crucería. El claustro del edificio es uno de los más hermosos de la ciudad. Tiene dos cuerpos de altura y remata en una crestería plateresca. El cuerpo inferior, formado por arcos rebajados, se apoya en curiosos pilares de frentes rehundidos. Entre los arcos se alternan una serie de bustos y escudos. Desde este claustro se obtienen unas buenas vistas de las torres catedralicias.

Una vez en el exterior de este edificio, al otro lado de la plaza, se abre la calle de la Raíña (que recibe este nombre por pernoctar en ella la reina Isabel de Portugal cuando llegó a la ciudad como peregrina).
Siguiendo por la calle del Franco, hay a la izquierda una pequeña fuente en la que según la tradición, se pararon a beber los bueyes que transportaban el cuerpo del Apóstol. Haciendo esquina entre esta calle y la Travesa de Fonseca, está el edificio de Telefónica, Correos y Telégrafos, que mantiene en su fachada principal una puerta de trazas góticas perteneciente a la casa que había en ese solar antes de construir el edificio actual en 1930. La casa derribada era conocida como casa Grande, levantada por el cabildo a finales del siglo XV.
Calle arriba coexisten el mayor número de tascas, bares y restaurantes de toda la zona. Buen marisco, vino Ribeiro o sabrosas empanadas (entre otras muchas especialidades) se degustarán en cualquier local de esta calle a un módico precio.