El Camino de Santiago tiene como principales reclamos aspectos como la espiritualidad, la cultura, la gastronomía e incluso motivos profundos y personales, historias de superación propia, de gratitud y de amistad. Sin embargo, esta experiencia nos aporta también una sensación a veces olvidada: reencontrarse a uno mismo en la Naturaleza.
En la mayoría de las ocasiones, los peregrinos afirman sentirse admirados por la belleza de los paisajes y entornos naturales que encuentran a su paso. La ruta jacobea en Galicia discurre por caminos rurales, rodeados de ríos y manantiales, lagos y valles sombríos. Son el escenario secular alrededor del cual se erige un patrimonio arquitectónico y etnográfico sobresaliente y diferenciado del resto de la Península.
Dada la diversidad de Caminos que existieron desde tiempos remotos, sería demasiado extenso hablar de los entornos naturales en el Camino de Santiago. Existen algunas guías importantes como la de Antonio Viñayo González, autor del libro Caminos y peregrinos. Nosotros nos centraremos hoy en hablar de los caminos por los que discurren las etapas de nuestro tour, es decir, del Camino Francés en Galicia.
Desde nuestra entrada por O Cebreiro, se abre paso entre las llamadas montañas orientales: al norte los Ancares y al sur O Courel; tal vez dos de los lugares con un ecosistema más rico del noroeste peninsular.
Después partiremos hacia Triacastela y Samos, atravesando bosques poblados de “carballeiras”, sotos y castaños. Los bosques atlánticos dejarán paso a los verdes prados, hayas, choperas y helechos, imágenes tradicionales del pastoreo y la ganadería tradicional.
Continuaremos nuestro camino de Sarria a Portomarín, donde nos quedaremos con el recuerdo mágico de su puente medieval, cubierto por las aguas del embalse Belesar y que todavía es visible cuando baja su nivel.
A continuación, llegamos a la comarca de Ulloa y de aquí a Palas de Rei donde los peregrinos que venían de Lugo se unían a los de Castilla.
Nuestro próximo destino es Melide. Atravesaremos durante este itinerario por hermosos prados y aldeas como Leboreiro y Furelos cuyos orígenes se remontan a la Edad Media. Los kilómetros se acortan tras nuestra llegada a Arzúa. Por el Pino y Lavacolla entramos en Santiago y desde el Monte do Gozo podremos contemplar por fin las torres de la Catedral.
A lo largo de toda nuestra ruta tendremos la oportunidad de disfrutar de la visión de bellos paisajes y de encontrar la paz interior en la armonía de la Naturaleza. Finalmente comprendemos que el sentido del Camino no es simplemente alcanzar una meta sino descubrir nuestros límites, recompensar nuestros esfuerzos y aprender a valorar el espectáculo gratuito de una puesta de sol.
Algunos entornos naturales de singular belleza que podemos encontrar durante nuestro tour son:
1) Cumbres de los Ancares

Son las últimas montañas de la Cordillera Cantábrica. Aquí se cruzan dos grandes áreas climáticas de la Península: la región eurosiberiana y la mediterránea. Este hecho da lugar a una flora y una fauna muy diversa. En apenas diez kilómetros cuadrados podemos encontrar sombríos robledales, arbustos de acebo, avellanos y encinas.
Todo ello resulta en un ecosistema de gran biodiversidad biológica, paisajística y geológica. Las cimas más altas rozan los 2000 metros haciéndose visibles desde el norte de O Cebreiro.
Dado que esta región montañosa sirve de frontera entre Galicia y León, podemos hablar de unos Ancares gallegos y de unos Ancares leoneses.
Los Ancares gallegos son Reserva Nacional de Caza desde 1966 pero a pesar de esta actividad, sus bosques continúan siendo privilegiados por la gran cantidad de especies naturales que podemos encontrar en esta región: águilas, perdices, mirlos… Hasta mediados del siglo XX hubo también osos en el lugar, pero la caza y la pérdida del hábitat hicieron que desapareciese por completo.
2) O Courel

Al sur de O Cebreiro, está la región montañosa de O Courel. Incluida en el registro de espacios de interés natural de la Xunta de Galicia con 21.020 hectáreas, tiene además unas características climáticas y geográficas muy singulares.
Sus primeros habitantes se refugiaron de la dureza del clima en poblados fortificados llamados castros. Luego los romanos les obligaron a escavar las montañas en busca de oro, pero todavía se conservan vestigios de los asentamientos de estos pueblos prerrománicos.
En O Courel se fusionan dos macroclimas predominantes en la Península: el mediterráneo y el atlántico. Otra cualidad es la gran cantidad de afloramientos calcáreos que dan lugar a la aparición de muchas cuevas.
En este hábitat excepcional se localizan más del 40% de las especies que existen en la flora gallega y cerca de 160 especies de vertebrados; lo que la convierte en una de las regiones naturales más ricas de todo el noroeste peninsular. Es fácil encontrar árboles característicos del clima mediterráneo como encinas y alcornoques con otros típicos de los bosques atlánticos como el roble o el abedul.
3) De O Cebreiro a Triacastela
En esta etapa de nuestro tour podremos conocer de cerca la Naturaleza de los bosques atlánticos y los modos de vida de los pueblos que habitaron la región antes y después de la conquista romana.
En O Cebreiro visitaremos las pallozas, las viviendas habitadas más antiguas de Europa. Estaban construidas a base de losa de granito y sus principales características eran una planta circular de gruesos muros para resguardarse del frío y un techo armado con paja de centeno. Su interior estaba preparado para pasar largos inviernos sin apenas salir de ellas.
Por lo que respecta a los entornos naturales, podemos hablar largo y tendido sobre este tramo de nuestro tour. Para señalar algunos aspectos de importancia, en la región de Liñares podemos encontrar uno de los pocos faiais que quedan en Galicia (los faiais son bosques altos (30-40m) que crecen sobre suelos ricos y húmedos). Está formado por acebos, abedules y capudres. Otro reclamo de la zona es su bonito templo parroquial de San Estevo construido hacia el 714.
Desde el Alto de Poio podremos divisar los valles septemtrionales de O Courel, como el valle de Lóuzara cuyo río cruza la sierra de Ouribio y desemboca en el Lor. Desde lejos lograremos ver también la sierra y los altiplanos de la montaña, rodeada de terrenos dedicados al pastoreo. Las “leiras” están divididas por muros de piedra que recuerdan a los castros, formando la panorámica de un bello mosaico natural, con cuadrados y rectángulos de colores que oscilan entre el marrón y el verde intenso dependiendo de los tipos de cultivo y de la época del año.

Continuamos nuestro camino hacia Triacastela. Algunos peregrinos hacen un desvío para ver los bosques de Biduedo, con frondosas arboledas de abedules, robles y castaños.
El camino a pie continúa por Filloval, As Pasantes y Ramil hasta Triacastela. Como os dijimos hace algún tiempo, el topónimo del nombre es confuso y no se sabe si proviene de los tres castros al noroeste de la villa o quizás a tres castillos que debieron existir en la comarca y cuyo recuerdo quedó reflejado en la torre de su iglesia. Sea como fuere, Triacastela es una región agrícola y ganadera, cuyas tierras están regadas por las inmediaciones del río Oribio y con montes llenos de perdices y codornices.
4) Sarria y Portomarín
En la tercera y cuarta etapa de nuestro tour pasaremos por tierras de Sarria y Portomarín.
De Sarria os hablamos en su momento, señalando su importancia por ser la población más grande del Camino Francés en Galicia y el punto de partida de muchos peregrinos para iniciar su tour a Santiago de Compostela. Os mencionamos también de su importante legado arquitectónico vinculado a la ruta jacobea. De modo que, para no repetirnos, hoy nos quedaremos solamente con la bella imagen un paisaje: el del viejo Ponte da Áspera situado sobre el Río Celeiro. Fue construido en la época romana con trozos de pizarra y sillería de granito, y ha sido testigo del caminar de miles de peregrinos desde la Edad Media hasta la actualidad.

Poco a poco, sentimos que vamos formando parte del Camino ¡somos auténticos peregrinos! De Sarria a Portomarín hay unos 20 km. Una vez aquí nos sentiremos impresionados al ver el gigantesco embalse del río Miño. Al otro lado está la actual villa de Portomarín. En 1963 una ruptura de la presa provocó que los burgos medievales de San Pedro y San Xoán quedasen sumergidos bajo el agua. Todavía a veces pueden verse cuando baja el nivel del embalse al igual que el puente romano del siglo II que unía los dos burgos. Solamente se salvaron de la catástrofe algunos edificios religiosos y pazos, como la iglesia de San Nicolás protegida por la Orden de los caballeros de San Juan de Jerusalén y de la Orden de Malta. Esta iglesia está entre los edificios románicos más importantes del Camino de Santiago. Cerca de ella vemos también la iglesia de San Pedro de Portomarín y el pazo de Berbetoros (s.XVII) que fueron trasladados desde el barrio de San Pedro.
La distancia que nos separa de nuestro próximo destino, Palas de Rei, es de aproximadamente 25 km. Atravesamos los montes de Vacaloura, poblados de altos eucaliptos y muy pintorescos desde el punto de vista natural.
5) Melide y Arzúa
Seguimos imparables hasta nuestra meta caminando por poblados de configuración medieval. Con todo, nos quedamos sorprendidos por algunas bellas estampas naturales: un puente medieval y la calzada antigua del Camino sobre el río Seco. Tras Furelos, nos encontramos de nuevo con otro puente medieval (ya citado en el Códice Calixtino) que desviado del sendero forma una de las imágenes más pintorescas de las últimas etapas de nuestro tour.

Entramos en Melide y, además de conocer su casco urbano y de visitar sus famosas pulpeiras, podemos deleitarnos con sus hermosos paisajes, propicios para la agricultura y la ganadería. Su entorno natural más destacable está hacia el norte de la población, hacia los Montes do Bocelo y la sierra de Caerón (una bifurcación natural de la cordillera Cova da Serpe que se originó a finales de la Era Terciaria y va desde Estaca de Bares hasta el Miño). Si vamos hacia el norte por la carretera de Toques, llegaremos hasta la cascada de Furelos, con 30 metros de altura y rodeada de vegetación autóctona y árboles como robles o castaños.
Nuestra próxima parada será Arzúa. Esta población tiene un gran interés desde el punto de vista gastronómico aunque no tenga mucho legado arquitectónico salvo la capilla de la Madalena (s. XIV) y algunos pazos y casas señoriales. Los 37 km. que nos separan de Compostela, los haremos por caminos rurales rodeados de robledales. Entramos a Santiago por el Monte do Gozo y antes por Lavacolla donde los peregrinos primitivos solían bañarse antes de presentarse ante el Apóstol.
Si quieres ver más imágenes sobre los paisajes y la Naturaleza que nos acompañará en nuestro tour – Camino de Santiago, puedes dirigirte a nuestra galería de imágenes donde guardamos el recuerdo de algunos de los mejores momentos con vosotros.