Galicia es uno de los lugares más apasionantes de la Península Ibérica para los amantes de la Naturaleza. Por su diversidad geográfica, desde la costa al interior, nos permite descubrir paisajes únicos donde la vegetación, la orografía del terreno y el patrimonio histórico se reúnen en espacios de singular belleza.
Si el verano nos invita a conocer los paisajes marítimos de Galicia, en otoño, el bosque y la montaña cobran especial encanto.
Uno de los lugares predilectos por los senderistas y amantes de la montaña es la sierra de O Courel en la provincia de Lugo.
Con sus pronunciadas laderas, sus hermosos valles y sus bosques milenarios, la sierra de O Courel es un lugar magnífico para disfrutar de la Naturaleza y la contemplación.
Aunque sus cumbres (Pía Paxaro, Capeloso, Faro y Formigueiros) no están entre las más altas de Galicia, son muy valoradas entre los montañeros por su riqueza paisajística y etnográfica.
En los meses de otoño, la vegetación da paso a una variedad cromática impresionante. Los amarillos, ocres y naranjas se entremezclan con el verde profundo de los árboles y arbustos de hoja perenme.
Son muy abundantes los bosques de castañas en la sierra de O Courel, conocidos aquí como “soutos”.
Los amantes del senderismo gozan de infinidad de rutas en O Courel, que llevan de pueblo a pueblo por los caminos centenarios que recorrieron sus habitantes desde tiempos muy remotos, dejando numerosos vestigios de sus quehaceres cotidianos. Molinos, herrerías o secaderos de castañas… son algunos de los elementos que testimonian sus formas de vida tradicional.
Lugares de interés para los senderistas que hacen la ruta de O Courel:
- Seceda y Cortes: dos aldeas rehabilitadas donde podemos apreciar buena parte de la arquitectura popular de las montañas de O Courel. Nos llaman la atención sus estrechas calles para protegerse mejor de la nieve y sus casas típicas con tejados de pizarra.
Resulta especialmente pintoresca la aldea de Seceda (declarada Aldea Típica y Conjunto Etnográfico de Interés Turístico por la Xunta de Galicia). Pasear por sus calles empedradas, coincidir con un pastor y su rebaño de ovejas atravesando el pueblo o comprar miel en algunas de sus casas tradicionales, son algunas de las estampas que forman parte de la vida cotidiana de sus lugareños y de los visitantes de esta bonita aldea lucense.
- Cortes: ubicada en un valle de castaños, la aldea de Cortes está prácticamente deshabitada. Pero sus calles y edificios conservan todavía el encanto de la arquitectura y las formas de vida tradicionales de la región. Merece la pena visitarla.
- Cascada de Lóuzara y molino de Locai: en Santalla de Abaixo (Samos), el río Lóuzara forma una pequeña cascada y junto a ella se levanta lo que queda del molino de Locai. Un hermoso paisaje natural para el descanso y admiración de cualquier senderista que se anime a hacer esta ruta.
- Devesa da Rogueira: es una de las mayores reservas naturales de las montañas de Galicia y uno de los bosques con más diversidad de fauna y flora en la Península Ibérica.
Se accede a ella por un sendero que parte del Aula de la Naturaleza de Moreda y lleva hasta la Fonte do Cervo, peculiar porque de la misma roca brotan dos manantiales diferentes y ambos con propiedades curativas, uno de aguas ferruginosas y otro de aguas calcáreas.
- La aldea de Vilar: situada en medio de un bosque de castaños, esta típica aldea de montaña es conocida por su castro que data del siglo II d.C. Está situado en el margen izquierdo del río Lor y su función era defender la aldea, aprovechando para ello la protección natural de las rocas y el enclave del río.
- Albarizas: estas singulares construcciones de piedra sobre las laderas del monte fueron creadas para proteger las colmenas de abejas de los ataques de los osos. La mayoría de ellas están abandonadas hoy en día pero todavía quedan algunas con colmenas en su interior.