Atravesando la fértil comarca de Ulloa, llegaremos al municipio lucense de Palas de Rei.
La tradición histórica sitúa en este lugar el palacio del rey visigodo Witiza (702-710) y es muy posible que el nombre de la localidad haya evolucionado lingüísticamente de la palabra “pallantium regis”.
El pasado más remoto de Palas de Rei estuvo ligado a la cultura castrense (aún se conservan hoy en día importantes restos arqueológicos).
Siglos después, el Camino de Santiago fue una importante vía cultural en la región, dejando su huella en la arquitectura civil y religiosa.
El Códice Calixtino citaba a Palas de Rei como una parada obligatoria para los peregrinos que seguían la ruta jacobea (era el final de la penúltima etapa).
La Edad Media fue un período histórico muy importante ya que en él se construyeron muchas de las obras arquitectónicas que forman parte del legado cultural de Palas de Rei. Ya os hablamos en su momento de la Iglesia de Vilar de Donas y sus impresionantes pinturas murales. Pero el patrimonio artístico de estas tierras es muy rico: podemos encontrar varios pazos, torres, castillos y fortalezas que merece la pena visitar visitar durante nuestro tour.
Destaca, por ejemplo, la sencilla iglesia de San Tirso (obra del siglo XII) con su pórtico de estilo románico.
San Tirso
A un kilómetro de Palas de Rei está la iglesia de San Xulián do Camiño y cerca de ella, en Curvián, podemos ver la Casa de Ulloa donde Emilia Pardo Bazán ambientó una de sus famosas novelas.
Aunque, posiblemente, la joya arquitectónica más importante del lugar sea el mítico castillo de Pambre. Su fundador fue el noble Don Gonzalo Ozores de Ulloa (perteneciente a la cuarta generación de los Ulloa). Fue hecho prisionero en la batalla de Montiel (1369) entre el rey Pedro I y su hermano bastardo Enrique II. Vencedor este último, hizo prisionero a don Gonzalo, partidario de Don Pedro. Una vez liberado debió recuperar sus tierras que habían sido tomadas por el conde vecino Gómez das Seixas. Decidió entonces levantar una fortaleza en un lugar inexpugnable: el castillo de Pambre (hacia el 1375).
Actualmente es el castillo mejor conservado de todos los castillos gallegos. Tuvo la fortuna de salvarse de las destrucciones Irmandiñas de 1467. Por ello es una de las únicas joyas militares antiguas gallegas, casi íntegramente conservado en su estructura exterior.
Castillo de Pambre, en Palas de Rei
Estaba rodeado de una fuerte muralla, dentro de la cual se halla el castillo, una pequeña iglesia románica, patios, alpendres y una casa/vivienda bastante señorial en la que habitaron sus antiguos dueños.
En la muralla se abre una grande y elegante puerta presidida por un arco de medio punto y un sencillo escudo con las armas de los Ulloa.
A través de otra puerta ojival, accedemos a la torre del homenaje. Está levantada en el centro de un recinto en cuyas cuatro esquinas se alzan también torres cuadradas, pero más bajas y unidas entre sí por otros cuatro cuerpos de edificios. Entre todo este magnífico conjunto, resaltan sus cinco torres coronadas
por bellos adarves, muy salientes y almenados. Están sostenidos por elegantes ménsulas escalonadas.
El castillo de Pambre estaba precedido de un pequeño poblado (lo sabemos porque en sus inmediaciones se han encontrado restos de iglesias y otros edificios de la época). Concluida la etapa medieval, el castillo pasó por tener diferentes dueños. Perteneció a la familia Moreiras siendo el último propietario el erudito Manuel García Blanco quien, al final de su vida lo vendió a Manuel Taboada Fernández. Este último dueño abandonó el castillo durante años hasta que en 2009 pasó a ser propiedad de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, organización benéfica de la ciudad de Vigo.
Hoy en día esta pequeña joya arquitectónica medieval sigue sorprendiendo con su pétrea solemnidad al peregrino. Sin lugar a dudas es uno de los monumentos más destacados que podemos visitar durante nuestro tour.
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