Después de visitar el museo catedralicio, recorreremos el claustro de la Catedral.
Pero antes, merece la pena desviarnos hacia la izquierda para ver la capilla de Alba. Fue construida en el siglo XVI. Su fundador, el canónigo Gómez Vallo tenía la costumbre de celebrar una misa todos los días al amanecer, y de aquí viene su nombre. En el altar mayor se ve la transfiguración del Señor. Este altar sustituyó al primitivo, obra de Cornielis de Holanda.
Ahora sí, entramos en el claustro propiamente dicho. Antes de que se construyese el actual, de 45 m. de largo por cada lado (uno de los más grandes de España), ya se habían levantado otros dos más. El primero, en tiempos del arzobispo Xelmírez, cuyos restos se encuentran en la sala baja del museo. Luego hacia el año 1266 se construyó el segundo, descubriéndose parte de él en las excavaciones de 1964.
Los creadores del actual claustro de la Catedral de Santiago de Compostela se enfrentaron a muchos problemas arquitectónicos. El primero de ellos, era el gran desnivel existente entre el claustro y la plaza del Obradoiro. En segundo lugar, el suelo de las naves de la Catedral estaba a mayor altura que el del claustro. Además, el tamaño del mismo, taía consigo una serie de problemas técnicos por solventar.
Tras varios estudios, se inició la construcción del actual claustro gracias a la intervención de varios arquitectos. El primero de ellos fue Juan de Álava (trabajó entre 1521-1534) quien realizó el ala norte. Las fachadas este y sur son obra del arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón quien se hizo cargo de las obras en 1538, continuando con el estilo de su predecesor. Luego prosiguió con el encargo Juan de Herrera. La construcción se dio por terminada en 1590 con la creación de la fachada oeste, obra que realiza Gaspar de Arce.
El claustro es de un solo piso, con vanos más pequeños en los ángulos. Todavía tiene reminiscencias góticas que vemos por ejemplo en las bóvedas estrelladas, pero podría clasificarse ya como renacentista. Cada tramo tiene su correspondiente contrafuerte hacia el patio, coronado con un pináculo. Sus cuatro lados están rematados por una artística crestería que recuerda a la de la fachada del Tesoro, en la plaza de Platerías.
En los tramos cubiertos se ubican gran número de sepulturas, ya que dicho claustro es cementerio de canónigos desde el siglo XVI. Tres relojes de sol campean en la parte superior de tres de los lados del patio.
En el tramo sur se encuentra la puerta del archivo de la Catedral (su acceso está reservado a estudiosos). Aquí se custodiaba el Códice Calixtino (siglo XII) atribuido a Aymerico Picaud (secretario del Papa Calixto II). Tal vez os sea conocida la noticia del robo y recuperación del Códice en el año 2012. Sin duda, es un documento de valor incalculable y una pieza clave dentro de la Historia del Camino de Santiago.